Mario Alberto Mejía
En los últimos días, Enrique Doger Guerrero fue visto con dos extraños personajes.
Vea el lector.
Uno de ellos es alto, altísimo, y de rostro taciturno.
Sus ojos lánguidos lo dicen todo: es un personaje complicado, aunque sensiblemente sencillo.
Esa paradoja no es nada ante su excéntrico vestuario.
Y es que usa ropa desenfadada que [...] http://twurl.nl/0vmea4
martes, 2 de marzo de 2010
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